Hoy he vuelto a la pisicina.La inmensidad azul, el sonido del agua en tus oidos, tu corazón retumbando (bueno, eso es por la falta de costumbre), la sensación de ingravidez que despierta un recuerdo primigenio.Era quizá mi única asignatura pendiente tras el obligado paréntesis que el final de 2008 e inicio de 2009 me impuso. Las obligaciones las recuperé rápido (antes de lo que habría querido, jajaja!), lo demás hay que buscarlo y tarda más.
Hay que tratar de recuperar los buenos hábitos, los que nos gustan, nos hacen felices y sentir bien. No es necesario que sean saludables, ni que sean extraordinarios: ir a nadar, tomarse una cerveza el fin de semana, recordar y disfrutar de todo lo que te gusta(ba) de tus amigos, de tu pareja, de tu familia, las cosas que te hacen (hacían) reir, lo bueno que tienes tu mismo, aprender algo nuevo (inglés, historia...), jugar con Azuky, ver reirse a Pablo...
La caja en la que metemos todo eso no debemos dejarla encerrada en lo hondo del altillo más alto, hay que tenerla a mano, donde podamos sacarla fácilmente para disfrutar cada día de todo lo que tiene dentro.
Recuperar algo bueno que te gusta hace que todo eso quede un poquito más cerca. Y para eso tenemos que intentarlo de nuevo, una y otra vez, cada día.
1 comentario:
Tienes razón, no debemos dejar todo eso en el altillo, pero sin embargo has colocado en lo más alto del mueble, lejos de nuestro alcance, las botellas de ron, que por otro lado forman parte de uno de mis hábitos favoritos, y que tengo bastante abandonado, en fin, lo intentaré cada día...contigo.
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