lunes, 23 de noviembre de 2009

Por sorpresa.

Mi buganvilla está empezando a echar flores.
Casi en diciembre.
Yo también.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

10 Noviembre de 1992.

En 1992 tuvo lugar un importante acontecimiento, y no, no es la "Expo" de Sevilla y el Curro, como seguro que todos habéis pensado.
Fue uno muchísimo más importante, al menos en lo que a mí se refiere: nació mi hermano David.

Ayer cumplió 17 espléndidos años, y lo celebramos juntos todo lo que el martes nos dejó.
Eso sí, echamos en falta al tercer hermano...
Ya sabes que desde Churriana, Nunca Jamás , Marte, o cualquier otro lugar llegaré de alguna manera a tiempo para decirte:

¡¡¡¡ FELICIDADES, DAVID!!!!







martes, 10 de noviembre de 2009

Presentado a Jorge B.

Tal vez muchos no lo sepais aún, pero Jorge B. Ortiz, además de mi amigo, es poeta.
Ayer tuve el honor de presentarle en una lectura de poesía, junto a su amigo Manolo Béjar, del grupo Fiona May, que le acompañaba a la guitarra.
Juzguen ustedes mi poco arte como presentadora, yo a cambio les dejo al final arte real.



Ya que la presentación no pudo grabarse entera, detallo las obras publicadas:

2006: Esto no es ballet.
2008: Se vende.
2009: Cuidado en la altura.

Los fans con el artista:
Del libro "Esto no es Ballet" (Premio García Lorca 2006 de poesía de la Universidad de Granada)

"De paseo por un libro de historia del arte"

Piedras tras el paso de los años,
construcciones perdidas,
que rara vez recuerdan a lo que eran.

- mis manos, mi piel, mi corazón-

Todas las historias
que huelen a deseos rotos
por posteriores civilizaciones

-mis deseos, mi valor, mis miedos-.

Viejas pinturas
de viejos mercaderes de sueños
en todas las posiciones

-mi imagen y mi visión de ti rotos-.

Y en la pagina 445
mi grito desesperado
pintado hace más de cien años

-mi egocentrismo-.

No se,
todo puede resultar confuso,
o tal vez es que es así

-realmente no lo se-.

Todo mezclado,
de cualquier forma,
todo me recuerda al mundo

-que se me cae encima-.

"De Peter Pan para Campanilla"
(como siempre juguetona, mostrando interés por motivos desconocidos)

Guarda besos e hilo,
notas de papel
y lápiz,
el diccionario de idiomas
y, ya sabes,
a mano izquierda
siempre.

Más en La ley de la Gravedad.

jueves, 5 de noviembre de 2009

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Güejar Sierra.

Aprovechando el puente que los difuntos nos brindan en los comienzos de este otoño tardío hemos estado en Güejar Sierra, dicho de forma fina, o en "Gueah", dicho de forma mucho más coloquial (¡Pedro, va por tí!).
Hemos tenido tiempo de pasear junto al río (a algunos más que pasear los transportaron) disfrutando de los colores espectaculares de los árboles.


Fuimos también a la Fuente de los 16 caños, por el camino vimos ovejas, cabras, un caballo y muchos perros.Aquí íbamos a "dar un paseico" después de comer en verano, es decir, a media tarde, porque hace mucho fresquito y el agua está muy rica, lo malo es que la fuentecilla está en el barrio alto, y ya sabeis que en los pueblos los nombres los ponen por algo, y este caso no es una excepción, con lo que todo el camino es cuesta arriba, asi que el resultado final, al menos para mi, era que al llegar ya tenía el almuerzo o la merienda más que rebotados y ningunas ganas de hacer la gracia de beber de todos los caños.
Lo bueno era que la vuelta era cuesta abajo y antes, porque ya los han quitado las nuevas casas, había un montón de zarzales de los que coger moras.
Rafa y yo fuimos, además, como dos campeones empujando el carrito del sobrino y tirando de Azuky, que está hecha una floja.
Esto es "El practicante", tienda para todo en el pueblo, si se pregunta por algo, seguro que lo tienen, y si no ellos te lo traen. Sigue exactamente igual que cuando yo era pequeña, allí iba a comprar desde libretas y lápices, hasta huevos o una aguja de ganchillo.
(La foto es de este verano, un día que estuve con Carlos).

Son muchos los recuerdos al salir por el pueblo, de las interminables tardes de verano esperando un descuido de nuestros padres para salir a jugar en el pilar que hay justo al lado de la casa de mi abuela, de mi abuelo que se empeñaba en que fuese a por agua a otra fuente que había más lejos, con mi consiguiente enfado,porque estaba mucho más rica,decía él, a mi las dos me sabían (y me saben) exactamente igual; la tienda de chuches "La Manolica" en la plaza del pueblo, con cinco duros me tenían entretenida media tarde que era lo que tardaba yo en ir, venir y comerme las chuches (bueno, en esto último tardaba menos) y , como no, mi querida acequia de detrás de la casa de mi abuela, que merece mención aparte.
Encajada entre el muro de la casa y el muro de un terraplen, había que avanzar sobre la acequia poniendo un pie en cada filillo con cuidado de no mojarse durante cuatro o cinco metros, entonces se ensanchaba y se habría un ensanche de cemento de un metro y medio cuadrado, que a la izquierda tenía la acequia junto al muro alto y con una enredadera, y a la derecha una ventana de la casa de mi abuela, con lo que era el rincón perfecto para jugar las cocinitas o a la peluquería con las muñecas.
La acequia ya ha perdido su encanto porque han construido más casas detrás, y no he querido volver a asomarme,prefiero recordarla como la veía entonces cuando era niña, los recuerdos infantiles tienen algo especial y mágico.